Es conocido el dicho “la información es poder”. Yo redoblaría la apuesta y diría: “los datos son poder”.
La información refleja cómo uno dispone de esos datos, al punto que, mal interpretados, podrían transformarse incluso en una debilidad.
Tras esta reflexión, me pregunto: ¿qué dimensiones fundamentales debo entonces tener en cuenta para aprovechar al máximo el uso de los datos para lograr el éxito en mi negocio?
Una es, por supuesto, los “datos” per se. Que sean confiables y precisos. ¿Y la otra? Sin lugar a dudas, la capacidad de análisis.
Afortunadamente, ambas dimensiones existen y se vienen desarrollando desde hace décadas en el mundo. Hoy estamos familiarizados con términos como Big Data, IoT o Machine Learning, pero el acopio masivo de datos con fines de análisis e incluso predicción, se inició en el antiguo Egipto.
Ahora bien, lo que hoy en día nos hace muy diferentes a 20 o 30 años atrás, son los avances tecnológicos y las nuevas soluciones informáticas que cada vez nos sorprenden más y más con su poder de procesamiento. En la actualidad, contar con una herramienta world class que nos permita captar, analizar y transformar billones de datos para mostrar información confiable de manera rápida, precisa y ordenada, puede requerir menos de 1000 pesos y no más de 3 o 4 clicks en el navegador.
A este punto de la revolución digital, podemos decir que se acabaron las excusas. Hoy podemos:
- minimizar los riesgos de una decisión,
- adelantarnos a posibles conflictos,
- acelerar los tiempos de respuesta ante imprevistos e
- incluso predecir aquello aun no ocurrido pero probable,
y depende enteramente de nosotros.
Desde Axonier estamos convencidos de que ser parte de esta revolución es una decisión obligada que ya no puede hacerse esperar más, sin importar el tipo u organización de la cual se trate.
Se ha transformado en un requisito para los negocios, dejar atrás la intuición y buena suerte para centrarnos en la evaluación y monitoreo de resultados que nos ayude a esquivar con éxito los problemas del futuro o corregir el rumbo si nos hemos desviado de la meta.
¿Pero cómo darnos cuenta cual es nuestra realidad al respecto? ¿Dónde nos encontramos parados?
Bueno, como primer paso, se puede hacer las siguientes preguntas:
- ¿Qué tan difícil es encontrar información relevante en la empresa?
- ¿Sus equipos de trabajo podrían emplear mejor su tiempo?
- ¿Los reportes que se realizan han presentado más de una vez serios errores o información no concluyente ni accionable?
- ¿Es común escuchar en los pasillos…”ya tenemos una herramienta de análisis de datos pero…”?
- ¿Piensan que la competencia está siempre un paso adelante?
- ¿Hay una alineación coherente entre las metas estratégicas y los objetivos operativos? ¿Se están tomando decisiones de negocio muy riesgosas para su cumplimiento?
Si la respuesta a alguna de estas respuestas es afirmativa, seguramente llegó el momento de encarar el desafío.